Esta semana, en Soluciones Deportivas Niberma, os traemos un tema refrescante que, de cara al verano, resultará muy útil y práctico a los amantes del deporte y la actividad física. El verano está a la vuelta de la esquina y la playa o la piscina nos esperan. No hay mejor remedio contra el calor que un buen chapuzón ni mejor premio a un duro año de trabajo que sumergirse en aguas cristalinas. Hoy toca remojarse y aprender a nadar como un auténtico profesional de la piscina. Ni el condecoradísimo Michael Phelps nos hará sombra. ¡Al agua, patos!.
Es probable que llevemos toda nuestra vida nadando y que, sin embargo, no hayamos adquirido una técnica muy depurada. Incluso es posible que, a pesar de nuestra devoción incondicional por ponernos a remojo en verano, ni siquiera seamos capaces de dar tres brazadas seguidas con algo de estilo. Pero, ¿por qué no somos capaces de mantenernos a flote y nadar en condiciones, a pesar de conocer perfectamente los diferentes estilos?
En primer lugar, hay que tener en cuenta el factor ‘forma’. Si estamos en buena forma, nadar de manera semi profesional siempre será mucho más sencillo que si hace años que no nos levantamos del sofá. Llevar un estilo de vida activo y saludable es condición sine qua non para mejorar nuestra destreza deportiva. No se trata de pulverizar todos los récords olímpicos, sino de dar lo mejor de nosotros mismos. En este sentido, hay dos máximas que deben acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida: una dieta equilibrada y un mínimo de 30 minutos de ejercicio al día, ya sea caminar, correr o cualquier otra actividad que nos guste y con la que nos sintamos cómodos.
Natación, deporte rey
Con respecto a la natación, hay que señalar que es uno de los deportes más completos que existen. Es perfecto para personas de todas las edades e incluso pueden practicarlo las mujeres embarazadas. Iniciarnos en la natación no requiere gozar de una forma física envidiable, aunque, como ya hemos señalado arriba, siempre será un valor añadido llevar un estilo de vida saludable que nos permita movernos sin cansarnos demasiado.
Son tantas las ventajas de la natación, que según el Anuario de las Prácticas Deportivas se trata de uno de los deportes rey de nuestro país, junto con el fútbol y el pádel. De hecho, es un ejercicio que practica con regularidad el 22 por ciento de la población activa de nuestro país, siendo especialmente elegido por las mujeres (casi un 30 por ciento frente al 18 por ciento de los hombres). Con todo, según indican los especialistas, cerca del 95 por ciento de los nadadores amateurs no nadan correctamente debido a que no adoptan una correcta posición en el agua. Es decir, nos gusta nadar, pero no sabemos nadar.
La técnica de la braza
Como cualquier otra disciplina deportiva, la natación tiene sus propias peculiaridades técnicas y es posible aprenderlas. Sólo es necesario un poco de tiempo y constancia. Lo cierto es que un consejo clave para desarrollar la postura adecuada es elevar las piernas (que no se hundan en el agua) para que formen una línea horizontal con el resto del cuerpo.
Si hablamos de la técnica de la braza, habrá que tener también en cuenta la posición de la cabeza. No se trata de pelearse con el agua, sino de que ésta sea nuestro aliado, de manera que no debemos forzar el cuello (lo que actúa como freno) sino mantener la cabeza en esa línea horizontal que contribuirá a que nuestros brazos y piernas encuentren menor resistencia. Si aprendemos a controlar la hiperextensión del cuello y subimos las caderas y las extremidades inferiores para que no queden bajas, conseguiremos nadar con menos esfuerzo y en menos tiempo. La semana que viene continuaremos con más consejos.